Impacto del trauma en las relaciones de pareja – versión extendida
En este artículo, compartiré contigo una profunda exploración sobre el impacto del trauma en nuestras relaciones de pareja.
- Comenzaré desentrañando qué es el trauma y cómo se manifiesta en diferentes niveles, desde lo personal hasta lo intergeneracional.
- Luego, exploraremos la mirada sistémica y la epigenética para comprender más profundamente cómo se transmiten estas heridas a través de las generaciones.
- Además, examinaremos las dinámicas de interrupción del flujo de la vida y cómo estas afectan nuestras relaciones, así como la importancia de nuestra relación con nuestros padres en este proceso de sanación.
Si este tema te resuena y deseas profundizar más dale play al episodio de podcast que creé exclusivamente para ello, ¡será como estar en una sesión en vivo conmigo!
Desentrañando el Trauma: Definiciones y Dimensiones
El trauma altera nuestra biología y por tanto nuestra vivencia del amor y el placer, más que un evento traumático en sí mismo el Dr. Gabor Maté plantea que:
Pero si el trauma es lo que pasó dentro de ti, la herida, el significado que le diste al evento, las creencias que estableciste sobre ti misma, el mundo o los demás, si el trauma fue esa desconexión de tu ser auténtico, eso puede reestablecerse en cualquier momento. Para no permitir que el evento marque tu vida.
- El trauma también puede ser lo que no pasó que debería haber pasado. Por ejemplo, si tus necesidades como niña no fueron satisfechas.
- El Trauma te endurece, te llena de corazas emocionales e interfiere con tu habilidad de crecer y desarrollarte plenamente en los diferentes aspectos de tu vida, incluyendo el placer, la sexualidad y todas tus relaciones. Si el trauma te generó miedo, vas a reaccionar desde el miedo. Si te generó dolor, vas a reaccionar desde el dolor. Esta herida te hace menos flexible, más rígida, te desconecta de tu cuerpo y emociones y provoca que estés más defensiva.
Hay tres elementos que hacen la diferencia, estos explican por qué una persona se trauma por algo y por qué otra no:
1. Si el evento fue vivido en soledad o no pudo hablarse: esta experiencia nos deja congelados, nos faltan palabras para expresarlo o el miedo y la vergüenza nos impide hablar y así el acontecimiento queda oculto, en silencio o en secreto.
2. El trauma anterior (el personal): si mandamos 100 soldados a la guerra no todos regresan con Estrés Post traumático, solo los que ya iban vulnerables. El trauma anterior me vuelve vulnerable porque el cerebro trabaja por similitudes. Es decir, si yo estoy desayunando y hay una explosión, la próxima vez que yo esté desayunando, me voy a poner nerviosa. De la misma manera, cuando yo vuelvo a experimentar las mismas sensaciones de abandono, de rechazo, de humillación, de traición, de injusticia, voy a volver a las estrategias de sobrevivencia de nuestra infancia, en respuesta al trauma.
3. El trauma colectivo anterior: porque el trauma se origina y se sana en el grupo. Nosotros nos corregulamos con los demás. Todo nuestro desarrollo emocional está supuesto a ser sostenido y acompañado por la manada. Pero a veces, es el mismo sistema el que está traumatizado y es entonces cuando todas nuestras estructuras mentales, individuales e incluso colectivas no consiguen digerir el evento.
Hay tres niveles de trauma
El trauma se manifiesta en diferentes niveles:
- Somático: este se expresa como síntomas y enfermedades, a través del cuerpo.
- Personalidad: lo que se convierte en aquello que entendemos por «carácter».
- Intergeneracional: es el que altera nuestra biología y se expresa como síntomas, emociones y formas de reaccionar que se repiten en las diferentes generaciones de una familia. Se genera como un carácter familiar, 'es que en mi familia somos así'.
El trauma puede presentarse como diferentes adaptaciones dependiendo de su causa:
- Si está causado por estrés reciente se presenta como disociación entre el pensamiento, la voluntad y la emoción. No hay congruencia entre lo que la persona dice, piensa, hace y siente. Ejemplo: «sé que no debería gritar y grito».
- Si está causado por una situación estresante que se mantiene por mucho tiempo la persona se siente confundida, no sabe lo que quiere y ve lo que quiere y no lo que realmente es; está desconectada de la realidad. Se pierde capacidad para planificar el futuro y tomar decisiones.
- Si está causado por una situación vivida como un trauma sumamente intenso, el cerebro bloquea la información. Se presenta como cefaleas recurrentes.
- Si la conmoción emocional resulta excesiva y es un riesgo vital, preventivamente, la información se fragmenta y puede aparecer como síntomas físicos y emocionales graves.
¿Cómo se mira que la persona queda congelada en el tiempo y el espacio? Les daré un ejemplo:
Yo trabajo con una herramienta que utiliza imágenes internas. Es decir, le pido a la persona que genere una imagen de sí misma y de sus padres. En el 80% de los casos, las personas generan una imagen de sí mismas cuando eran pequeños o adolescentes. Es decir, que hay una parte del inconsciente de esta persona que está confundida, se ha quedado congelada pensando que es una niña pequeña o adolescente, cuando ya es una adulta.
Esto puede suceder en todas nuestras relaciones pero principalmente en las de pareja, por su gran carga emocional, íntima, por el vínculo profundo que genera la sexualidad y también por las creencias y expectativas que tenemos en las relaciones de pareja.
Explorando las Dinámicas Relacionales: Constelaciones Familiares
Si analizamos el trauma desde un enfoque sistémico vamos un paso más allá y se plantea que a veces es necesario ver más allá del individuo, porque el trauma, el dolor, no empezó conmigo, sino en la historia de los sistemas a los que pertenezco. En ese sentido el sistema familiar es el más importante.
En los 80's, cuando Bert Hellinger (creador de las constelaciones familiares) empezó a hacer constelaciones (que tienen como base la terapia sistémica) le preguntaron, «¿por qué funciona?», a lo que él respondía: «No lo sé. Solo vemos que funciona, solo miramos el fenómeno».
No fue hasta que avances en la epigenética y nuestro entendimiento del ADN nos explicaron lo que en constelaciones familiares se llaman ‘lealtades familiares’; gracias a ello pudimos explicar la repetición de patrones de comportamiento, emocionales y relacionales en las familias. Y aunque en este artículo me centraré únicamente en el componente biológico y de cómo sabemos que se transmite el trauma de generación en generación, si desean profundizar en el Trauma Intergeneracional, pueden escuchar el Ep 2 de mi podcast:
Epigenética y Transmisión del Trauma
La epigenética es un campo de estudio que examina cómo los genes pueden cambiar su función sin que haya alteraciones en la secuencia del ADN. Surgió poco después de la finalización del Proyecto del Genoma Humano en el año 2000, cuando se secuenciaron los 3 mil millones de pares de genes humanos. La epigenética ha revelado que solo el 2% del ADN cromosómico transmite características físicas, mientras que el 98% restante, anteriormente considerado «basura», influye en la transmisión de rasgos de personalidad, emocionales y comportamentales. Los estudios han demostrado que el ambiente externo puede afectar el comportamiento de los genes, activándolos o desactivándolos, y estos cambios pueden transmitirse incluso hasta tres generaciones.
Estos descubrimientos tienen implicaciones significativas en el entendimiento del trauma y la resiliencia. Se ha observado que las experiencias traumáticas pueden dejar marcas epigenéticas que se transmiten a las generaciones futuras, afectando tanto la biología como el comportamiento. Por ejemplo, se han realizado estudios con ratones que muestran que el trauma puede alterar el tamaño del cerebro y provocar cambios en el comportamiento, los cuales se heredan en generaciones posteriores incluso si los descendientes no experimentan directamente el trauma original.
En el ámbito del acompañamiento emocional, entender estas dinámicas puede ayudar a las personas a comprender y abordar los patrones de comportamiento y las dificultades emocionales que experimentan y que para ellas no tienen sentido o razón lógica. Por ejemplo:
- La persona no se entiende. No entiende por qué si ama a su pareja discuten tanto o no fluye el deseo sexual.
- No entiende por qué si sabe que lo tiene todo, no se siente feliz.
- No entiende por qué si sabe que no debería gritar a quienes ama, les grita.
- No entiende por qué si quiere una relación de pareja, sigue con su 'casi-algo'.
- No entiende por qué si sabe que la relación es violenta, siente que se muere con siquiera pensar en salir de ella.
- No entiende por qué con tanto potencial y talento, sigue estancada en la vida.
- No entiende por qué si se aman, la infidelidad tiene lugar en la relación de pareja.
Cuando me encuentro con un consultante que no se entiende, lo acompaño a buscar la raíz del problema en el trauma intergeneracional. ¿Dónde empieza la sanación? Reconociendo la historia familiar, buscamos cómo y cuándo dejó de fluir el amor y partimos de ahí.
Dinámicas que Interrumpen el Flujo de la Vida
Para las constelaciones familiares, la reacción al trauma, ya sea personal o intergeneracional, es la interrupción del flujo de la vida. Y con flujo de la vida me refiero a la vitalidad, la sexualidad, el éxito, el amor, la salud, la pareja, el dinero, el disfrute, la abundancia, la prosperidad, todo.
Hay 4 maneras inconscientes de interrumpir el flujo de la vida:
- Estar fusionados con el padre/la madre: Implica una conexión emocional tan profunda con uno de los padres que se absorben sus emociones, experiencias o comportamientos. Esta fusión puede llevar a repetir los sufrimientos del progenitor y alterar el orden natural de las relaciones familiares.
Por ejemplo: si tus padres sufrieron emocional, física o psicológicamente y te dolió verlos sufrir, vas a querer salvarlos de su dolor o por lo menos acompañarlos. ¿Cómo? Sufriendo igual, teniendo en tu vida actual dificultades parecidas a las de ellos. Este es el síntoma. - Rechazo hacia uno de los progenitores: Ocurre cuando se juzga, culpa, rechaza, o se separa emocionalmente de uno de los padres. Este rechazo puede perpetuar patrones negativos y afectar la percepción de uno mismo y de los demás.
Por ejemplo: lo que rechazo en ese padre o madre, lo voy a repetir. Esto se mira cuando con los años vas diciendo 'estoy igual a mi mamá o igual a mi papá en lo que más dije que no me gustaba de ellos». Es nuestra forma inconsciente de amarlos, de acompañarlos a ser 'el malo', 'la triste', 'el insatisfecho', 'la quejumbrosa', 'el excluido', 'la abandonada', 'el ausente', 'la amargada'. - Vínculo interrumpido con la madre: Se manifiesta como una separación emocional o física de la madre en los primeros años de vida, lo que puede generar inseguridad y afectar las relaciones futuras, especialmente en el ámbito de la pareja.
Por ejemplo: esto se mira como un rechazo inexplicable, otras veces como una ansiedad cuando intentas conectar con una pareja o como una dificultad para sostener la relación o no querer una. Otras veces puede ser la razón de la decisión de no tener hijos.
Para una niña/o, su mamá es su mundo. Una separación prolongada de ella física o emocionalmente es un trauma enorme que puede dejarle insegura/o de la vida, de sí misma, de las conexiones, de los demás. Mientras más pequeña/o, esta sensibilidad es más intensa porque ni siquiera hay lenguaje para poder darle nombre a lo que nos pasa.
Esta dinámica, la relación que tenemos con nuestra figura de apego (que generalmente es la madre) es la que establece nuestro estilo de apego (para el resto de nuestras relaciones): seguro, ansioso, evitativo o desorganizado. Esto es importante, especialmente en las relaciones de pareja porque sabemos que el estilo de apego que tengamos, es el factor más importante que va a determinar la calidad de nuestras relaciones de pareja. - Identificación con un miembro del sistema familiar que no son los padres: Se experimenta al sentirse, comportarse, sufrir o cargar el dolor de alguien más dentro del sistema familiar. Esta identificación puede manifestarse en síntomas inexplicables y refleja una lealtad inconsciente hacia esa persona y su destino.
Por ejemplo: se da cuando tienes síntomas, sentimientos o comportamientos que son difíciles explicar en el contexto de tu experiencia de vida.
- «Tengo una vida que debería generar una ansiedad de 3 y estoy siempre en 10, al tope de la ansiedad».
- «Tengo una pareja decente de la que desconfío como que fuera un mentiroso compulsivo».
- «Lo tengo todo y no logro estar feliz o satisfecha».
- «Tengo seguridad financiera pero siempre me siento atemorizada con respecto al dinero, carente».
Cuando sucede esto, Bert Hellinger explicaba que estamos siendo leales con esa otra persona y su destino. Cuando somos leales, repetimos ¿Qué se repite? todo lo que se quedó sin procesar, sin expresar, se repite en una generación posterior. Todo lo no reconocido, lo excluido, lo injusto, el daño no resarcido. Nada queda no resuelto. El inconsciente, individual y colectivo lo registra absolutamente todo.
La relación con los padres
Desde la mirada sistémica, la relación con los padres es crucial para sanar nuestra conexión con el amor, la sexualidad y la vida en general, ya que son quienes nos han transmitido la vida misma. El flujo vital pasa a través de ellos hacia nosotras, y nuestro trabajo es simplemente recibirlo, aunque esto puede ser un desafío constante a lo largo de la vida.
La calidad de este vínculo parental, ya sea saludable o conflictivo, influirá significativamente en la naturaleza de nuestros vínculos posteriores en la vida adulta. En este sentido se sugiere una ley: los padres que han experimentado un trauma inevitablemente transmiten esa experiencia de alguna manera a sus hijos. Sin embargo, esto no necesariamente es negativo, ya que el trauma puede ser un catalizador para el crecimiento y la transformación personal.
El trauma puede ser visto como un portal hacia una dimensión superior de amor y fuerza, ya que cada individuo reacciona de manera única para sobrevivir y encontrar significado después de enfrentar el trauma. A pesar de todo, la energía de la vida sigue fluyendo, y cada experiencia traumática puede ser una oportunidad para descubrir nuevas profundidades en uno mismo y en las relaciones con los demás.
Un Viaje de Transformación y Redescubrimiento
En última instancia, el viaje hacia la sanación del trauma es un viaje de transformación y redescubrimiento. A través del autoconocimiento, la compasión y el amor incondicional, podemos liberarnos de las cadenas del pasado y abrazar la belleza y la plenitud de nuestras relaciones de pareja y nuestra existencia. Si te sientes identificada con alguno de los temas tratados en este artículo y deseas iniciar un proceso de sanación acompañado, te invito a agendar una cita de terapia conmigo. Juntas, podemos explorar más profundamente tus experiencias y trabajar hacia una vida más plena y satisfactoria, ¡porque siempre mereces ir a más amor!
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